Los archivos históricos
Una vez superada la fecha de creación del Registro Civil (1888), la búsqueda genealógica se puede centrar en los archivos históricos del país. En nuestro caso, en el Archivo Nacional de Costa Rica y los archivos eclesiásticos (parroquiales) que hoy se han centralizado –en su mayoría– en el Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel (antiguamente conocido como Archivo Eclesiástico de la Curia Metropolitana), con la información anterior a 1930, aunque para algunas parroquias tienen todas las series sacramentales casi hasta el presente.
La riqueza de los archivos eclesiásticos para la genealogía es innegable pues en ellos se resguardan los hechos sacramentales (bautizos, matrimonios, confirmas) de los antepasados de los costarricenses cuando la población era mayoritariamente católica. Hasta fines del siglo XIX casi la totalidad de costarricenses eran católicos, y la mayoría de la población siguió siendo católica hasta mediados del siglo XX, cuando la supremacía de la Iglesia Católica en el país empieza su descenso constante en cantidad de fieles.
Durante la investigación en el sitio web del TSE o directamente en el Registro Civil, se puede combinar con la investigación en los archivos parroquiales (algunas parroquias no han centralizado la información en un archivo diocesano).
En cuanto a conservación de los archivos históricos, de todos los países del Istmo, el que corrió mejor suerte fue Costa Rica, pues por ser una zona periférica y de relativa poca importancia durante la época colonial no se vio sometida al saqueo de los piratas, que afectó ampliamente algunas ciudades nicaragüenses, hondureñas y panameñas. Además, tal parece que las autoridades eclesiásticas fueron bastante cuidadosas y celosas con la información que custodiaban. El único lugar que se vio afectada por el saqueo de los piratas fue Esparza, que fue atacada en la última quinta parte del siglo XVII. Y en el caso de Nicoya, un incendio en la última cuarta parte del siglo XVIII provocó la pérdida irremediable de importante información genealógica que custodiaba la Iglesia Católica.
Asimismo, en el siglo XIX se contó con personalidades civiles y eclesiásticas que velaron por el rescate de la documentación colonial y poscolonial para las futuras generaciones.
Otro elemento que contribuyó en la conservación documental fue el que las guerras internas no fueran tan encarnizadas como en otras zonas de la región.
Así, en Costa Rica, hay dos fuentes documentales de primer orden: el Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel y el Archivo Nacional de Costa Rica, a los que nos referiremos en breve.
Sobre algunos archivos históricos centroamericanos así como sobre el Archivo General de la Nación de México, podrá encontrar información en los vínculos a la izquierda de esta página.
Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel (ABAT)
El Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel, cuya existencia data del siglo XIX, no fue abierto plenamente al público hasta la década de 1980. Este custodia información sacramental desde fines del siglo XVI y de manera continua hasta el presente.
La gran mayoría de las series sacramentales del país han sido microfilmadas por la Sociedad Genealógica de Utah (mormones), salvo algunas parroquias de la diócesis de El General y Alajuela. Esperamos que algún día se logre.
Asimismo, recientemente fueron microfilmadas dos de las series más ricas –por su contenido genealógico e histórico– que conserva este archivo, me refiero a la sección de Fondos Antiguos, por un lado, y a la sección de Expedientes Matrimoniales, por otro.
En la primera se hallan informaciones matrimoniales de extranjeros, juicios eclesiásticos, fundaciones de capellanías y dispensas de consanguinidad, entre otros asuntos. En la segunda, se encuentran los expedientes matrimoniales de miles de costarricenses, de consulta genealógica obligatoria. (Véase más en Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel).
Archivo Nacional de Costa Rica (ANCR)
Por otro lado, el Archivo Nacional de Costa Rica, creado en 1881, custodia importante información histórico-genealógica que aún no ha sido microfilmada; esta incluye protocolos (donde hay testamentos –fundamentales para la genealogía–, obligaciones, compraventas, donaciones, cartas dotales y arrendamientos, entre otras transacciones), mortuales (primordiales para los genealogistas), juicios civiles, limpiezas de sangre, probanzas de méritos y servicios de los primeros conquistadores y sus descendientes, entre otros. (Véase más en Archivo Nacional de Costa Rica).