Genealogías de monseñor Sanabria

 

Mauricio Meléndez Obando

 

Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez (1899-1952) es el genealogista más importante de Costa Rica de mediados del siglo XX, tanto por la amplitud de su investigación como por lo novedoso de su abordaje, bastante libre de prejuicios raciales y sociales tan arraigados en la mayoría de los latinoamericanos.

Nos referimos a sus cuatro obras genealógicas: Genealogías de Cartago hasta 1850, Genealogías de Ujarrás hasta 1850 (que anexó a su trabajo de Cartago), Genealogías de San José hasta 1821 y Genealogías de Heredia hasta 1821 (las dos últimas inéditas e inconclusas).

 

monseorsanabria

Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez
(1899-1952), segundo Arzobispo de San José
(1939-1952). (Foto: Archivo Histórico
Arquidioceano Bernardo Agusto Thiel).

 

Coincido con German Bolaños Zamora (2002), quien lo consideró el “primer genealogista social de Costa Rica”, en el sentido de que fue el primero que incluyó en sus trabajos a todos los grupos sociales de una zona (en este caso Cartago, desde tiempos coloniales, cuando era capital de la Provincia de Costa Rica, hasta 1850). Véase boletín ASOGEHInforma N°1, Año 6 (bájelo en Boletines de Asogehi).

Por supuesto, su obra no está libre de errores y sesgos, pero aún así, considero que es el genealogista más importante de Costa Rica de mediados del siglo XX.

Las Genealogías de Cartago hasta 1850, agotadas desde hace muchos años, pues tuvo una edición limitada, se ha puesto a disposición del público en versión digital gracias a la iniciativa de Roberto Solórzano Sanabria, cuando se desempeñó como presidente de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas –ACCG–, y al trabajo desinteresado de los esposos Francisco Chamberlain Trejos y Yolanda Gallegos Gurdián.

Aunque la versión digital presenta muchos errores “de dedo” en su digitación y también omisiones –porque la ACCG desconoce la importancia del trabajo de edición de una obra–, la facilidad de consulta es incomparable (en algunos casos resulta conveniente cotejar los datos con la versión impresa o la versión original custodiada en el Archivo Histórico Arquidiocesano Bernardo Augusto Thiel). La obra digital está a la venta en la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas.

Sin restarle méritos a la obra monumental de Sanabria (única en toda Latinoamérica), podríamos decir que las principales carencias y errores de las Genealogías de Cartago hasta 1850 son los siguientes:

1) Omitir a la gran mayoría de hijos de madres solteras, por razones que ignoramos y sobre lo que únicamente podríamos especular.

2) Omitir –o confundir en otros casos– la categoría sociorracial asignada en tiempos coloniales (sobre cuya importancia ya hemos escrito en Principios que debe seguir el buen genealogista).

3) Confundir familias distintas que cita como si fueran una misma o presentar a una misma familia como si fueran dos distintas. En el primer caso parece haberse debido a la falta de un análisis más profundo y detallado de esas familias, lo que se explicaría por el gran volumen de datos que manejó en una época en que no se contaba con la computadora y también quizá porque monseñor Sanabria no cotejaba los datos sacramentales con los datos custodiados en el Archivo Nacional de Costa Rica (solo lo hacía con los índices de protocolos coloniales, que no son fuentes primarias, aunque algunos las tratan como si así fuera).

En el segundo caso (confundir una misma familia como si fueran dos distintas), esto ocurre porque Sanabria no se detenía a analizar casos aislados que, en apariencia, eran personas distintas, pero que él no logró percatarse de la coincidencia –a veces parcial– de nombres y apellidos… Si hubiera contado con la computadora (que permite búsquedas), estamos seguros de que lo habría notado. No obstante, también consta gran cantidad de casos en que él dejaba plasmada su hipótesis sobre familias que aparecen separadas pero que sugiere la posibilidad de que sea una sola.

Por lo demás, este tipo de error no me parece excepcional. En mi experiencia, por ejemplo, en trabajos en etapas preliminares, he confundido familias distintas como si fueran una sola y viceversa, que he podido desentrañar luego de análisis más profundos y comparación documental.

4) Considerar fechas que están algunas veces muy erradas respecto de las fechas reales, para el caso de las genealogías más antiguas del país. Sanabria mismo explica que se basó en el trabajo de Manuel de Jesús Jiménez:

 

Porque las fechas del bautismo no coincidían con las del nacimiento, ni mucho menos, en las tablas genealógicas anteriores al segundo tercio del siglo XVIII nos contentamos con apuntar el año del bautismo y prescindimos de la indicación del día y del mes, aunque consten tales datos en los libros parroquiales. Los datos de nacimiento que aparecen en muchas de esas tablas, sin indicación de haber sido tomados de los registros parroquiales, han sido tomados del estudio de don Manuel de Jesús Jiménez” (Sanabria, 1957).

 

Un método sencillo de búsqueda

 

Hacia 1986, luego de un par de años de trabajar con las Genealogías de Cartago, logré establecer un método para confirmar cambios de apellido y completar familias que, al parecer, no tenían hijos durante varios años (o de hecho no se consignada un solo bautizo), pero sí hijos que luego se casaban ya adultos. Este método lo compartí con varios investigadores, algunos de ellos compañeros de la Asogehi. Gracias a este método, he podido reunir a familias aparentemente diferentes que en realidad son una sola y separar familias distintas que aparecen como una misma familia.

Este era sencillo y consistía en poner atención a aquellos casos en que la familia troncal no incluía fechas de matrimonio y periodos largos de tiempo sin hijos bautizados, o con pocos hijos bautizados pero sí con muchos más hijos adultos que contraen matrimonio.

Luego, se rastreaba en el tomo correspondiente al apellido de la mujer, para ver si aparecía una mujer del mismo nombre y apellido casada con un sujeto con nombre similar al que aparecía en la familia troncal. Normalmente, con el mismo nombre y con diferente apellido.

Algunas veces se encontraba y se resolvía el caso; no obstante, muchas veces no se encontraba una coincidencia y, entonces, la búsqueda se hacía “a pie”; es decir, se buscaba página por página hasta encontrar a una mujer casada con un sujeto de nombre similar al que se buscaba, aunque con otro apellido.

Por supuesto, luego de mucho investigar en las genealogías, uno se familiarizaba y comenzaba a ver coincidencias, pero para ello pasaba un tiempo considerable.

Hoy, la versión digital facilita este tipo de búsqueda (sobre todo si no son nombres o apellidos comunes) y permite otras que con el método “a pie” eran largas y tediosas.

 

Genealogías de Heredia y San José

 

En cuanto a las versiones inconclusas de las Genealogías de Heredia y San José hasta 1821, estas son trabajos en procesos que no pudo terminar monseñor Sanabria, quien falleció en 1952. Estas obras inconclusas e inéditas son custodiadas en el Archivo Bernardo Augusto Thiel y, básicamente, siguen el modelo de las Genealogías de Cartago hasta 1850; solo que en algunas ocasiones, las familias no están totalmente ordenadas y algunas de ellas puede resultar difícil localizarlas. No obstante, son obras fundamentales para las que, lamentablemente, nadie ha mostrado interés real en concluir y publicar.

Finalmente, consideramos pertinente presentar a ustedes en PDF la introducción a las Genealogías de Cartago hasta 1850 escrita por el mismo Sanabria y que le sirvió como trabajo de ingreso a la Academia Costarricense de Historia y Geografía. Monseñor Sanabria fue uno de los grandes ausentes en la fundación de la Academia Costarricense de Ciencias Genealógicas, al igual que Norberto Castro Tosi.

 

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